¿dijo dos de espadas? era la carta que tenía en mi mano.
atrás de mi, un hombre con gorra negra de insignia dorada.
entró un vagabundo, tocando su guitarra, pidiendo dinero. Cantaba bien, algo sobre un duende. Dejó flores hechas de latas de refresco.
El de la gorra le dio un billetote.
El ambulante, que con su melodía nos llevó a la calle, sacó un arma (¿del poste de luz?), gritó: ¡¡¡¡¡FIERRRROOOOO!!!!! y disparó varios tiros, huyó...
el acto de magia continuó.